La democracia se fortalece con el debate constructivo, con argumentos y con propuestas. Pero, “visto lo visto” y “escuchado lo escuchado”, es evidente que no todos los participantes en la conversación pública andan orientados en este camino.

El mejor ejemplo son los “predicadores del apocalipsis” que andan preocupados y ocupados en la estrategia de deteriorar la imagen del gobierno de España sea como sea. A la vista de lo publicado recientemente por diversas instituciones como la Comisión Europea, no acertaron con sus peores previsiones económicas para España ya que se sitúa a nuestro país como el que más crecerá de los países europeos durante el 2023 y 2024. Una mejor coyuntura económica que, en lugar de alegrarles, los tiene sumergidos en nuevos campos de crítica.

El campo fiscal, es uno de ellos.  No sólo se sitúan en contra de los gravámenes a las entidades de crédito, a las energéticas y a las grandes fortunas sino que, además, alertan de una inexistente “trampa de las retenciones del IRPF”.

Dan a entender que la menor retención realizada en nóminas y pensiones en el mes de febrero es debida a la intención de garantizar mayor poder adquisitivo a los trabajadores y pensionistas “por un único interés electoralista”. Una mejora que tildan de “engañosa” al afirmar que esta situación les beneficia ahora en las elecciones, pero después, provocará que en la declaración de la renta del próximo año les salga “a pagar” en lugar de “a devolver”.

Tratan de dar un tono “escandaloso” al funcionamiento normal de un impuesto en un intento de convertir cualquier asunto público en tramposo y en objeto de deslegitimación.

Pero, cualquiera que se ponga a analizar lo que dicen, encontrará razones objetivas para comprobar que están desesperados por “criticar” aunque con ello entren en “pura demagogia” y dañen la calidad informativa y la credibilidad de las instituciones.

En primer lugar, porque, que la declaración de la renta salga “a pagar” o “a devolver” depende de la totalidad de rentas obtenidas por el contribuyente.

Si fuera el caso, que sólo dispusiera de una nómina o una pensión, con un solo pagador, las retenciones se practican de acuerdo con el procedimiento que viene regulado por el Reglamento del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, aprobado por el Real Decreto 439/2007, de 30 de marzo, que se modifica conforme a las novedades del impuesto.

Esto es, para el 2023, se ha elevado el mínimo exento pasando de 14.000 euros a 15.000 euros con motivo del incremento del salario mínimo interprofesional (antes 1000 euros por 14 pagas son 14000 euros).

Esta elevación del mínimo exento junto con las otras reducciones en el IRPF para nóminas entre 15.000 y 21.000 provoca que se haya reducido el impuesto de la renta para un 50% de trabajadores.

Con estas rebajas, es normal que algunos o algunas vean reducidas sus retenciones. Asimismo, con el Estatuto del Artista, se han aprobado mejoras fiscales para atender situaciones laborales especiales y que también han generado que el tipo de retención aplicable sea menor.

Las retenciones no son trampas, son pagos a cuenta de un impuesto que se liquida definitivamente al año siguiente. Unas retenciones practicadas en la nómina de acuerdo a las circunstancias particulares del contribuyente, es decir, de su salario, del número de hijos…A mayor salario mayor retención y cuantos más hijos la retención se reduce. El pagador retiene la parte calculada por ley para que la declaración de la renta no salga ni a pagar ni a devolver al contribuyente y hacienda reciba el pago del impuesto que le corresponde. Sin embargo, el trabajador puede solicitar a la empresa que se le practique una mayor retención. En tal caso, la declaración de la renta podría salirle “a devolver”. Y, cuando sale “a devolver” es porque se ha pagado a hacienda más de lo que corresponde.

Por tanto, el impuesto funciona como siempre y las modificaciones legislativas llevadas a cabo no pretenden “engañar” sino mejorar la vida de una mayoría social.

Con el gobierno presidido por Pedro Sánchez, mejoramos la vida de las personas pensionistas al subir sus pensiones un 8,5%, y de las trabajadoras al subir el salario mínimo interprofesional. Los socialistas nos comprometimos a actualizar las pensiones al ipc, un compromiso que blindamos por ley y que hemos hecho realidad. Prometimos incrementar progresivamente el salario mínimo interprofesional (SMI) hasta alcanzar el 60% del salario medio de España y ya lo hemos aumentado un 47% desde el 2018. Por tanto, hablamos de cumplimiento de compromisos electorales.

Esto es ,”Prometemos, cumplimos y explicamos”, algo que la derecha, está claro que no entiende.

 

 

 

 

 

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